Narraciones hasta que podamos conocer
Hace mucho tiempo leí “El mar” de -la increíble- Leila Guerriero. Dice: “Ayer conocí a un niño que no conocía el mar. Era un niño pequeño, de seis o siete años, que en dos días más marcharía a la costa. Cuando le pregunté si estaba contento —¡el mar, el mar!—, me dijo: “¿Por? Si ya lo vi mil veces por la tele”. Hoy llueve una lluvia fina que se descuelga de un cielo gris y lácteo. Hace calor. Hay una luz verde y serena. De pronto, recordé una tarde exactamente igual a esta, con esta misma luz. Con una luz que da, a la vez, ganas de morirse y de amasar un pan. Una tarde de cuando yo tenía nueve años y era una niña que no había visto nunca el mar, y formaba parte de una familia que tampoco lo había visto nunca. Por esa época, mi padre hizo un viaje de trabajo a una ciudad de la costa. No recuerdo el día en que se fue, pero recuerdo
perfectamente el día en que volvió. Llovía. Y había, como hay hoy, una luz verde y serena. Yo estaba tejiendo un macetero en la cocina, los hilos ásperos y gruesos anudados a la falleba de la ventana —porque la lluvia no me permitía hacerlo afuera, como lo hacía siempre, descalza y debajo de la higuera, descalza y debajo de la parra—, cuando de pronto escuché un auto que se detenía. Segundos después, se abrió la puerta y, en medio de la luz suave de la tarde, apareció mi padre: el primero de todos nosotros (mi hermano, mi madre, mis abuelos, yo) en conocer el mar. Corrí, lo abracé, le pregunté: “¡¿Cómo es, cómo es?!”. Él no me respondió. Sólo levantó la mano, la acercó a mi cabeza, me dijo “escuchá”, y me apoyó un caracol blanco y enorme, como un alien de yeso, sobre la oreja. Y yo escuché. Pasaron todavía muchos años
hasta que pude conocer el mar. Pero durante todos esos años tuve algo mucho mejor: tuve a mi padre, que me lo contaba. A veces preguntan por qué uno escribe. Supongo que por cosas como esas.” *
El gran narrador en mi vida fue mi abuelo; pescador embarcado, marinero. Las aventuras de altamar que contaba eran fascinantes y hasta que pude embarcarme, siempre tuve sus narraciones. Supongo que de ahí me viene tanto la profesión como la vocación. Hace unas semanas, una docente que tomó el curso “Albatros, petreles y la escuela” conmigo en 2021 se embarcó en Canal Beagle y pudo conocer los albatros. Al volver a tierra me escribió un correo electrónico estremecido. En la respiración de cada frase había fascinación, entusiasmo, agradecimiento y otras emociones inaprehensibles. Al llegar al punto final de su mensaje, recordé de “El mar” de Leila y me sequé las lágrimas de emoción y alegría. Pensé en todas las narraciones, historias, libros, juegos, sonidos que compartí en el proyecto “Guardianes de las aves marinas” sobre los albatros. Desde que soy responsable del proyecto hasta hoy, es decir, hace de 6 años, ofrecimos 370 talleres, alcanzando más 9000 niños, niñas y jóvenes, además de participar con muestras y actividades en ferias de ciencia, festivales, salidas de observación de aves, cursos para docentes, capacitaciones a marineros, concursos de cuento, pintura y dibujo… y quizá eso sea lo que muchos/as tengan hasta conocer los albatros.
El presente concurso, el 3° Concurso de dibujo y pintura “Guardianes de las aves marinas”, es mi última actividad como responsable del proyecto. Se termina un ciclo de narraciones sobre el mar y comienza uno nuevo. La gratitud que siento hacia cada una de las personas que participó y nutrió esta aventura es infinita. Gracias por eso que cada una me dejó.
El Concurso se desarrolló en el marco del Día Mundial de los Albatros que se celebra los 19 de junio. El lema de 2022 fue “Los albatros y el cambio climático”. Fue organizado por Aves Argentinas en colaboración con la Escuela Nacional de Pesca “Comandante Luis Piedrabuena” y la Escuela de Artes Visuales “Martín A. Malharro”. El jurado estuvo integrado por la Lic. Verónica Schro, el Prof. Gustavo Cristiansen y quien escribe estas líneas. Se presentaron 198 obras de arte que llegaron desde todos los puntos cardinales de Argentina y también otros países latinoamericanos como Perú, Brasil y Venezuela. Los participantes tienen entre 5 y 80 años. Agradezco también y especialmente a Leo Tamini y Leo Chavez del Programa Marino y al equipo de Comunicación de Aves Argentinas. Deseo que disfruten cada obra.
Lic. Mikaela Vouilloz
Responsable del Proyecto “Guardianes de las aves marinas” del Programa Marino de
Aves Argentinas, desde mayo de 2016 hasta junio de 2022.
*Leila Guerriero es escritora y periodista argentina, su trabajo se publica en diversos medios de América Latina y Europa. Es autora de libros hermosos. Léanla. “El mar” se publicó en la columna de opinión del diario El País digital en marzo de 2015.
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Dibujo de portada: Riquelme Bruno - Albatrocito